El Método pose es un tratamiento de reducción de estómago sin cirugía que permite reducir un 20-25% la capacidad del estómago sin realizar ningún tipo de incisión o intervención quirúrgica, al realizar unos pliegues en el mismo por vía endoscópica, o lo que es lo mismo, a través de la boca. De este modo se disminuye la cantidad de alimentos que se ingieren, reduciendo el apetito, aumentando la sensación de saciedad y ralentizando la digestión.
En pocas palabras…
Pacientes: IMC entre 30 y 40
Tiempo de intervención: 40-45 minutos
Técnica de intervención: Endoscopia
Procedimiento ambulatorio. No requiere hospitalización (o una noche por prescipción facultativa)
Tiempo de recuperación: 48 horas
Tipo de anestesia: General
Tiempo para la obtención de resultados: Inmediatos
Técnica con resultados permanentes
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Antes del tratamiento, y con el fin de descartar cualquier patología que pudiera desaconsejarlo, el cirujano someterá al paciente a un exhaustivo examen médico. Antes de la intervención, si el paciente es considerado apto, deberá iniciar una dieta a base de líquidos.
La reducción de estómago sin cirugía se realiza por endoscopia, con anestesia general, y tiene una duración de aproximadamente 45 minutos dependiendo de la anatomía del paciente. Mediante la endoscopia se introducen unos instrumentos por la boca del paciente hasta el estómago, con los que se realizan los pliegues necesarios para obtener el tamaño del estómago deseado. Tras finalizar la intervención, el paciente deberá permanecer en reposo absoluto dos horas, generalmente en el propio hospital. No es necesaria ninguna otra intervención, pues los pliegues se fusionarán entre sí de manera natural en las primeras ocho semanas tras la intervención.
Al no tratarse de una técnica invasiva ni presentar incisiones de ningún tipo, la recuperación de un paciente tras someterse al Método POSE es muy sencilla, rápida y cómoda, y con mínimos riesgos de infección o complicaciones, pudiendo reincorporarse a su vida laboral apenas uno o dos días después de la intervención, evidenciando una inmediata y notoria pérdida de peso.
Así, las dos primeras semanas el paciente no podrá tomar ningún alimento sólido y deberá seguir, de manera fraccionada a lo largo del día una dieta a base de agua, caldos, sopas bajas en grasas y zumos de frutas sin azúcares. En este periodo se recomienda también caminar media hora diaria. A partir del primer mes los nutricionistas incluirán ya alimentos sólidos en la dieta, si bien ésta deberá seguirse durante el primer año con el fin de, no solo lograr una pérdida de peso progresiva y eficaz, sino adquirir unos hábitos de vida saludables que le impidan recuperar peso (efecto rebote) en un futuro.
